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Alumnos de ONG Cealivi hicieron hasta un libro para catequesis en Braille durante su primer curso

 

 

 

 

QUILLOTA.- Con una convivencia y la exhibición de los trabajos finales desarrollados por los alumnos participantes, este martes 26 de febrero finalizó el primer Taller de Lectoescritura Braille, organizado y desarrollado por la ONG Cealivi de Quillota.

La iniciativa nace con el objetivo de masificar el Braille, sistema de lectoescritura en base a puntos creado para personas ciegas, entre la población sin discapacidad visual. Es una de las etapas del proyecto “Entre Puntos”, financiado mediante una Subvención Presidencial, con que la ONG quillotana pretende crear una imprenta en Braille, como un emprendimiento sustentable para sus socios ciegos o con baja visión.

El taller de Braille abierto a la comunidad duró 16 horas y fue impartido por la secretaria ejecutiva de Cealivi, Carolina Carvajal Barra, con el apoyo de las monitoras Mireya Guzmán y Katherine Vega, que ella misma formó. De manera singular, en esta primera versión tuvo alumnos desde los 7 años e incluso, aunque no estaba dentro de los objetivos, a una persona ciega que no conocía el sistema.

Según explicó la dirigenta y profesora, precisamente se trata de un curso de Braille gráfico, destinado a personas sin discapacidad visual, que comienza con trabajos pintados a lápiz hasta llegar a lo táctil y la utilización de máquinas especiales para impresión en relieve. Por ello aseguró que contar con una persona con discapacidad visual entre los alumnos fue un desafío e hizo que el taller fuera muy enriquecedor.

Para Carolina Carvajal el balance es muy favorable y según señaló, el curso la deja “muy satisfecha, muy contenta, por la participación desde niños hasta adultos que estuvieron hasta el final. Partimos con un número sobre 45 personas y nuestro balance es de más del 90% de permanencia, de logros alcanzados por ellos, de productos finales muy bien confeccionados, muy bien comprometidos y que cada uno tiene una intención en sus respectivos lugares de trabajo, de estudio o comunitarios”.

Al respecto, es importante destacar que cada alumno debía desarrollar un trabajo final, consistente en un libro que debía estar impreso en castellano y Braille, además de incluir elementos gráficos en relieve. Como explicó Carolina, hubo una gran diversidad de ideas, según el interés del participante, por ejemplo, recreando fábulas y cuentos tradicionales o confeccionando poemarios inéditos, material didáctico para la enseñanza del inglés e incluso un libro de oraciones para catequesis.

 

Próximo curso en abril

 

Actualmente ONG Cealivi prepara su segundo Taller de Lectoescritura Braille abierto a la comunidad, el que comenzará en abril, también de 16 horas de duración y con clases en las tardes y los sábados, para que las personas que trabajan puedan asistir sin problemas.

Debido al alto interés que despertó el primer curso, ya hay algunas personas inscritas y los cupos son limitados. Más información, en su sede de calle Instituto 510, Villa Paraíso de Quillota, a través de la página de Facebook “Cealivi Quillota” o a los teléfonos (332) 266614 o +569 84521747.

 

Participantes quedaron felices

 

Marcará sus útiles escolares en Braille

Vicente Villarroel Estrada tiene 9 años y quedó feliz tras su participación en el taller, al punto que espera darle muchos usos a lo aprendido, por ejemplo, marcando sus útiles escolares en Braille o enseñando el sistema a otras personas. Según manifestó, “me gustó mucho, porque es algo nuevo que aprendí y me sirve para hacer muchas cosas. Puse las etiquetas y con el pulsor les fui escribiendo mi nombre y la asignatura. También para una persona no vidente, que no sepa Braille, yo le puedo enseñar”.

 

Donará su proyecto a una biblioteca

Con solo 7 años, Rafaela López Pereda fue una de las alumnas más pequeñas del primer taller y como trabajo final desarrolló un libro educativo en inglés y Braille. Para ella, el curso fue “bonito, porque así las otras personas ciegas pueden leer. El libro se trata de las partes de la casa, como la alfombra, el patio, las puertas y la familia. Lo quiero donar a la biblioteca de mi colegio”.

 

Es ciega y usará el Braille para evangelizar

Patricia Araya Orellana fue la única alumna no vidente del curso, producto de una enfermedad que progresivamente le quitó la visión, ya siendo adulta. No conocía el Braille, por lo que aprendió con mucho entusiasmo y en su proyecto final decidió realizar un trabajo que permita llevar la religión a las personas que tienen discapacidad visual. “Para mí fue una experiencia súper enriquecedora, porque yo soy ciega y tenía cero conocimiento de Braille. Y me di cuenta que se abren nuevos horizontes, nuevas expectativas, porque después de mucho tiempo que no podía leer, leer yo misma, por mi cuenta, fue algo súper rico. Yo soy catequista. Hace un par de años implementamos un sistema de catequesis inclusiva, pero como no tenía los conocimientos en Braille, no lo podíamos llevar a cabo en profundidad. Entonces decidí partir con un libro de oraciones, como un regalo y una forma de agradecer al que todo lo da”, comentó Patricia.

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