El lunes 4 de junio, fuimos recibidos por la Subsecretaría de Desarrollo Regional, que es la entidad del estado encargada de realizar todas las políticas que tienen que ver con descentralización. Ellos realizan los estudios, los análisis y, así mismo, son los encargados de la asignación de los recursos destinados a ese fin. Esa es la razón de la importancia crucial de que se haya realizado esta reunión con el conjunto de los alcaldes de la Asociación de Municipalidades de la Región de Aconcagua. Es esta subsecretaría quien debe entregar los resultados al Presidente de la República de los estudios que una vez analizado podrían hacer surgir la ley tendiente a la creación de la Región de Aconcagua, ya que en virtud del Artículo 63 de la Constitución esta iniciativa de ley le es exclusiva.
De dicha reunión al parecer ha quedado de manifiesto que nuestra intención en torno a la creación de la Región de Aconcagua, podría tener resultados negativos, ya que según se nos señaló, se considera que la creación de territorio no genera descentralización. Ante dicha apreciación, contestamos de manera categórica que nosotros no pedimos la creación de un territorio, sino que la recuperación de aquel que antes se llamaba provincia y que existe desde el año 1826, es decir casi doscientos años, donde hay sintonía en términos de idiosincrasia, de nuestro territorio y de nuestra cultura y pertenencia, porque un territorio no es un espacio de terreno, sin que es un conjunto de relaciones sociales que confluyen en un espacio determinado. Por ejemplo Llolleo está en la misma región de Río Blanco, a pesar de que son lugares sumamente distintos.
Esta situación no es un capricho, nace de una legítima demanda que se ha ido acumulando en virtud de una marginación de políticas públicas de las que nos sentimos rezagados hace mucho tiempo. Su manifestación más concreta es lo que está ocurriendo con la sequía de Petorca, pero que también se manifiesta en nuestras políticas agrícolas, de agua, de conectividad, transporte y salud. Tiene que ver con una necesidad de la ciudadanía, quienes a raíz de esta situación se ven afectados en su cotidianeidad, por ejemplo alguien que tiene cáncer tiene que realizar su tratamiento en Valparaíso.
En la reunión en la Subdere, si bien ocurrieron cosas negativas, tenemos que sacar en limpio y destacar dos cosas fundamentales y positivas. La primera es la transversalidad política de los que actuamos, dejando de lado nuestras trincheras ideológicas, en aras de un propósito en común y la segunda, el espíritu de unidad que albergamos todos los alcaldes, no sólo en términos de lo que es la Región de Aconcagua, sino que también la construcción de criterios de asociatividad para la realización de proyectos convergentes y en común.
Por una parte existe justicia en nuestras pretensiones y demandas y por otra, la tan necesaria unidad entre los actores, que serán capaces de imponerse frente a la negación de nuestras aspiraciones. Causas justas y unidad son fundamentales.
Solidarizamos con los y las concejales y concejalas y también con los movimientos sociales quienes fueron marginados de esta reunión. Ellos son quienes empujan este tren, del cual nosotros como autoridades sólo somos parte. La ciudadanía hoy está empoderada, participativa y la marginación de estos procesos, deja de manifiesto no entender las señales de los tiempos. Seguiremos trabajando todos y todas más unidos que nunca detrás de este desafío que no es otra cosa que responderle a la gente que a través de su voto ha confiado en nosotros