- La histórica llegada del Tren del Recuerdo potencia el comercio local y proyecta Aconcagua como destino turístico estratégico
El aire frío de la mañana en Los Andes se llenó de un sonido que, para muchos, era apenas un recuerdo heredado de sus abuelos: el silbato del tren. A las 12:30 aproximadamente, el Tren del Recuerdo irrumpió en la ex estación ferroviaria después de más de treinta años de ausencia, arrastrando consigo a 416 pasajeros y un torrente de nostalgia, curiosidad y fiesta comunitaria.
La escena parecía sacada de una postal antigua: familias agitando pañuelos blancos, cámaras en alto, niños señalando los vagones como si se tratara de un animal mítico que volvía a su hábitat. No era solo la llegada de un convoy; era el regreso de una historia.
Este hito no surgió por azar. Durante meses, la Corporación de Desarrollo Pro Aconcagua trabajó codo a codo con EFE y la Corporación del Patrimonio Ferroviario, para extender el recorrido habitual del tren —que hasta ahora solo llegaba a Llay Llay— y devolverlo al corazón del Valle de Aconcagua. Fue necesario revisar y mejorar las vías, reacondicionar la ex estación —hoy sede de Pro Aconcagua— y preparar un abanico de experiencias para quienes se aventuraron en este primer viaje.
La ruta, de por sí, era un espectáculo: desde Santiago hacia el norte, atravesando los espejos de agua de los humedales de Batuco y Til Til, subiendo la Cuesta El Tabón con vistas majestuosas del valle, y luego girando al oriente tras Llay Llay, para entrar de lleno en el verde profundo del Aconcagua hasta Los Andes.
En destino, tres tours guiados y una ruta libre esperaban a los viajeros. Quienes optaron por caminar por su cuenta recibieron una cuponera con descuentos en comercios y restaurantes. En la estación, los stands de emprendedores ofrecían distintos productos locales, mientras que los vagones del Tren del Recuerdo permanecieron abiertos para ser visitados de forma gratuita.
“Se superaron todas las expectativas. Pensábamos en 300 pasajeros y terminamos con más de 400, lo que habla del interés que genera esta ruta. Este no es solo un tren que llega a Los Andes: es una oportunidad para que nuestros emprendedores muestren su trabajo, para que el comercio local reciba un impulso y para que el Valle de Aconcagua se consolide como destino turístico de primer nivel”, expresó emocionada Claudia Gajardo, gerente de Pro Aconcagua.
Agregó que el desafío ahora es “mantener este recorrido en el tiempo, generar más actividades en torno a su llegada y, sobre todo, seguir uniendo voluntades entre el mundo público y privado para que este proyecto crezca”.
La presidenta de EFE Valparaíso, Beatriz Bonifetti, habló de “seguir adelante con el sueño de recuperar los trenes para Chile”; mientras que José Tomás Bretón, de la Corporación del Patrimonio Ferroviario, anunció la intención de mantener este servicio una vez al mes.
El alcalde de Los Andes, Manuel Rivera, agradeció el trabajo de la Corporación Pro Aconcagua. “Es un día que nos llena de satisfacción y orgullo”; mientras que la consejera regional y presidenta de la Gobernanza Turística, Edith Quiroz, remarcó que “el turismo no es competencia, es asociatividad”, una frase que resonó en varios de los presentes.
“Esperamos trabajar en conjunto para seguir promocionando todos los atractivos que tiene el Valle de Aconcagua”, subrayó la personera.
A su vez, el consejero regional y presidente de la comisión de turismo del Consejo Regional, Fernando Astorga, subrayó que con esto se está recuperando y potenciando el turismo en el valle. Un punto que compartió su par Rodolfo Silva, quien también reiteró que esto, sin duda, será un incentivo enorme para el turismo del valle.
Mientras las horas avanzaban y el tren esperaba para emprender el regreso, más de uno se quedó un momento extra en el andén, observando los rieles brillantes bajo el sol invernal. El silbato volvería a sonar, y esta vez, Los Andes sabe que no tendrá que esperar treinta años para escucharlo de nuevo.