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Senador Lagos Weber apunta a una administración única que se encargue de administrar el proceso de reparación y funcionamiento de los funiculares porteños.

 

Desde 2012, ha sido un fracaso la licitación de los  ascensores”.

Durante la jornada y tras reunirse con vecinos y dirigentes del cerro Larraín, el parlamentario reiteró la necesidad de establecer un nuevo modelo de gestión de ascensores para Valparaíso y que se concentre en un solo administrador. “Su función no solamente tiene que ser patrimonial, sino también de transporte para los vecinos”, aseguró.

Durante esta jornada, el senador por la región de Valparaíso, Ricardo Lagos Weber, se reunió con vecinos del Cerro Larraín y dirigentes de la Agrupación de Usuarios y Usuarias de Ascensores de Valparaíso (ASCENVAL), para escuchar la molestia de los vecinos del sector, debido a los nulos avances respecto al proceso de reparación de este tradicional funicular porteño, que lleva paralizado desde hace 12 años, cuando culminó sus funciones en 2010 por falta de recursos para mantener las operaciones del servicio.

El propio parlamentario calificó como “un fracaso” los procesos que han llevado a cabo distintos gobiernos para licitar y establecer plazos para la reparación de éste y otros ascensores de Valparaíso, y que sin embargo, aún no presenta avances significativos, sobre todo, considerando que el ascensor Larraín forma parte de los nueve funiculares que compró el Ministerio de Obras Públicas en 2012, para pasar posteriormente, a un proceso de licitación pública para la restauración de estos elevadores, situación que en este caso, aún está pendiente.

A juicio del senador por la zona, “todo lo que ha ocurrido en adelante, desde el 2012, no quiero exagerar, pero creo que ha sido un fracaso, porque se ha licitado, se han destinado recursos a reparación, han quedado obras abandonadas porque quienes se ganaron la licitación no fueron capaces, no estuvieron a la altura y no pudieron hacer lo que dijeron que se haría con los recursos. Ha habido alrededor de 15 ó 16 licitaciones que se declararon desiertas, o no se asignaron porque quienes postularon decían que les faltaban recursos. Entonces, miro para atrás y digo, claro, en 2012 los ascensores se compraron y eso lo rescato, pero de ahí en adelante, hubo dineros que no llegaron a destino, estaciones que comenzaron a funcionar y capotaron, y lo que tenemos  hoy día, es que los ascensores que tenemos no están funcionando, o a media máquina”, señaló.

Según Lagos Weber, “hoy, tenemos la oportunidad de que se tome una definición, y eso pasa porque tiene que haber un solo responsable de los ascensores, y con esto no me refiero a una persona, me refiero a una institución, ya sea una empresa que se preocupe de que operen los ascensores. No puede ser que esté un grupo de ascensores en el municipio y otros en el Gobierno Regional, porque ahí ya no van a conversar. Estos ascensores cuesta plata (sic) repararlos, pero créanme que cuesta más plata operarlos, porque hay que mantenerlos para que sirvan a la comunidad. Yo sé que son patrimoniales (los ascensores), pero creo que su función no solamente tiene que ser patrimonial, sino también de transporte para los vecinos”.

Para Jimena García, presidenta de la junta de vecinos Nº 9 del Cerro Larraín, recordó que “el 2010 se cerró el ascensor Larraín intempestivamente, sin aviso y sin antecedentes de problemas técnicos, simplemente se cerró, al parecer por asuntos económicos. Fue hace 10 años que se prometió la restauración de 9 ascensores de Valparaíso, y hoy día, al ascensor no se le ha hecho nada, lo único que se ha hecho es dejar que se deteriore, a pesar de ser monumento histórico. En estos 12 años sin ascensor, los vecinos deben subir por la subida La Palma, que es un nido de ratas, o por la subida caracol, que está acá, que es muy peligrosa y se llena de pastabaseros en la noche, y no tenemos más opción que tomar colectivos que, siempre pasan llenos y cambian de recorrido todo el tiempo, y además, son súper caros”, lamentó la vecina del sector.

En tanto, César Andrade, presidente de la Asociación de Usuarios de Ascensores de Valparaíso, ASCENVAL, comentó que “en los últimos meses, se ha hablado harto del Cordillera, Concepción y Espíritu Santo, y han quedado un poquito de lado otros seis ascensores más, que debieran entrar en reparaciones y licitaciones luego. Todo eso está detenido, pero el caso más preocupante es el del Larraín, porque nosotros nos enteramos el año pasado, que se había comprado sólo la parte baja y el terreno de rodaduras no, que pertenece a la Fundación Alonso de Ovalle. Lamentablemente, no se nos ha informado en qué están las gestiones ahora. Entonces, lo que estamos esperando es que se concrete la mesa de trabajo a la que se comprometió la Delegada Presidencial Regional, donde estén los ministerios de Obras Públicas, de Transportes, el Consejo de Monumentos Nacionales y el municipio junto a todos los actores, y en esa mesa que se nos aclaren todos los detalles de lo que corresponda y los pasos a seguir”.

 

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